Es común que por estas fechas esté en el centro de todas las discusiones las elecciones presidenciales. Este texto no pretende centrarse en las posturas (supuestamente) “diferentes” de los candidatos presidenciales. Más bien nos centramos en ese alto porcentaje de población que día a día presenta otra opción política que destiñen los colores tan -supuestamente- democráticos de Chile.
¿Acaso no nos llama la atención que el denominado ‘voto nulo’ sea entendido como el ‘voto protesta’? Sin duda tenemos que detenernos en este mensaje y ser enfáticos. El ‘voto nulo’ no es necesariamente ‘voto protesta’. Es la prensa (controladas por cadenas económicas tendientes al monopolio de la información) tanto pro-gobierno como ‘de oposición’, la encargada de mostrar al ‘voto nulo’ como el ‘voto protesta’.
¿Y es tan grave que se le denomine ‘voto protesta’? La verdad es que hacer sinónimo el ‘voto nulo’ del ‘voto protesta’ es ser tremendamente reduccionista de una realidad compleja. En el ‘voto nulo’ convergen desde esos votantes reformistas que “a través del voto protesta” pretenden darle el tirón de orejas a los políticos, hasta quienes tras la capucha muestran su descontento y plantean un mundo nuevo con otro tipo de organización política. Esta variedad de colores y pretensiones tras el llamado a anular el voto nos hace concluir varias cosas.
Primero –y lo más obvio- que tras el ‘voto nulo’ no hay solo una única pretensión política. Lo segundo que deberíamos revisar, es que si tras el llamado al voto nulo hay tantas voces variadas cargadas de descontento y organización, es entonces, la misma estructura de la democracia actual –con todas las supuestas “maravillosas” reformas constitucionales- la que ya no da abasto, pues la pluralidad, los “miles de mundos” en lo que supuestamente se sustenta están fuera de sus márgenes. Esto es tan así, que hay mas variedad de ideas, de construcciones políticas, de sistemas políticos, de organizaciones espontáneas fuera de “la Democracia”, que dentro de ella (son solo 4 candidatos, entre los cuales la variedad no es tan inmensa).
Esto nos llama a un tercer punto mucho más claro. La Democracia impuesta tal cual como está, ya no da abasto, los movimientos sociales y las ideologías crecen en sus márgenes, no dentro de ella. Basados en un “vive y deja vivir” mucho más sano que los afanes suicidas de gobernabilidad (portaliana) impuesta a punta de fusil y cárceles. ¿Tanto cuesta dejar de vivir por los demás?.
Para finalizar esta pequeña crítica espontánea, hay que aseverar algo importante, tras la frasecita de tanto candidato “democrático” y tanto medio de comunicación de que “el voto nulo es el voto protesta de la ciudadanía” se esconden tres cosas importantes: primero, el interés en mantener una estructura viciada a través de la desinformación, vinculando ambas ideas. Segundo, el no-convencimiento de que la democracia occidental ya está obsoleta frente a tan variados modos de entender el mundo. Y tercero, el miedo a que tanto movimiento y organización “terrorista” acaben por componer un mundo de diversidades destruyendo la estructura interior del capitalismo, el miedo a que de una vez por todas nos sacudamos las amarguras y se nos ocurra romper con un sistema fundado en el egoísmo.
¿Acaso no nos llama la atención que el denominado ‘voto nulo’ sea entendido como el ‘voto protesta’? Sin duda tenemos que detenernos en este mensaje y ser enfáticos. El ‘voto nulo’ no es necesariamente ‘voto protesta’. Es la prensa (controladas por cadenas económicas tendientes al monopolio de la información) tanto pro-gobierno como ‘de oposición’, la encargada de mostrar al ‘voto nulo’ como el ‘voto protesta’.
¿Y es tan grave que se le denomine ‘voto protesta’? La verdad es que hacer sinónimo el ‘voto nulo’ del ‘voto protesta’ es ser tremendamente reduccionista de una realidad compleja. En el ‘voto nulo’ convergen desde esos votantes reformistas que “a través del voto protesta” pretenden darle el tirón de orejas a los políticos, hasta quienes tras la capucha muestran su descontento y plantean un mundo nuevo con otro tipo de organización política. Esta variedad de colores y pretensiones tras el llamado a anular el voto nos hace concluir varias cosas.
Primero –y lo más obvio- que tras el ‘voto nulo’ no hay solo una única pretensión política. Lo segundo que deberíamos revisar, es que si tras el llamado al voto nulo hay tantas voces variadas cargadas de descontento y organización, es entonces, la misma estructura de la democracia actual –con todas las supuestas “maravillosas” reformas constitucionales- la que ya no da abasto, pues la pluralidad, los “miles de mundos” en lo que supuestamente se sustenta están fuera de sus márgenes. Esto es tan así, que hay mas variedad de ideas, de construcciones políticas, de sistemas políticos, de organizaciones espontáneas fuera de “la Democracia”, que dentro de ella (son solo 4 candidatos, entre los cuales la variedad no es tan inmensa).
Esto nos llama a un tercer punto mucho más claro. La Democracia impuesta tal cual como está, ya no da abasto, los movimientos sociales y las ideologías crecen en sus márgenes, no dentro de ella. Basados en un “vive y deja vivir” mucho más sano que los afanes suicidas de gobernabilidad (portaliana) impuesta a punta de fusil y cárceles. ¿Tanto cuesta dejar de vivir por los demás?.
Para finalizar esta pequeña crítica espontánea, hay que aseverar algo importante, tras la frasecita de tanto candidato “democrático” y tanto medio de comunicación de que “el voto nulo es el voto protesta de la ciudadanía” se esconden tres cosas importantes: primero, el interés en mantener una estructura viciada a través de la desinformación, vinculando ambas ideas. Segundo, el no-convencimiento de que la democracia occidental ya está obsoleta frente a tan variados modos de entender el mundo. Y tercero, el miedo a que tanto movimiento y organización “terrorista” acaben por componer un mundo de diversidades destruyendo la estructura interior del capitalismo, el miedo a que de una vez por todas nos sacudamos las amarguras y se nos ocurra romper con un sistema fundado en el egoísmo.
Entonces, hay que continuar anulando el voto, no (solo) como señal de descontento, también como llamado a la autonomía y organización desde abajo.
ANULA Y ORGANIZATE
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